viernes, 24 de junio de 2011

SARA GÓMEZ, LA PRECURSORA

Sara Gómez sigue siendo un referente obligado para las jóvenes que aspiran y luchan por ocupar un rol definitorio y renovador dentro del audiovisual contemporáneo.

Cuando la cineasta argentina María Luisa Bemberg nos visitó en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, allá por 1990, habló de las vicisitudes que había sufrido antes de filmar Yo, la peor de todas, y cómo con el guión a cuestas había comprendido que en la industria del cine a escala mundial, para una mujer era tarea titánica asumir la dirección de una película, todavía en aquella década.

Romper tabúes y esquemas, prejuicios e ignorancias de la educación sexista y del imaginario patriarcal no ha sido fácil. Así, en más de una centuria en el séptimo arte, la mujer ha ido desplazándose, para no ser sólo la musa, la actriz protagónica ante la cámara, sino que se ha multiplicado en diversas especialidades de esa industria, hasta llegar a colocarse como realizadora.

Dentro de la historia del nuevo cine cubano, el que surgió con la creación del Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos (ICAIC), hay un nombre precursor, que habla del impulso de la mujer en el audiovisual, la joven directora Sara Gómez, desaparecida con sólo 31 años de vida, hace ya 35 cuando culminaba su primer largometraje de ficción.

De cierta manera sería no sólo el primero dirigido por una mujer dentro de nuestra cinematografía, desde 1959, sino también durante muchos años, el único que realizó una creadora.

Aunque años más tarde, y con producción de la Televisión Cubana, se produciría el segundo largo, dirigido por Teresita Ordoqui con el nombre de Te llamarás Inocencia. Hasta hoy, en que el estreno reciente de Ciudad en rojo, début en el género de la también documentalista Rebeca Chávez, significa el tercer largo conducido por una fémina.

SARITA GOMEZ

Desde 1961 se vinculó al ICAIC, y como otros jóvenes que aspiraban a filmar, a pie de obra, en la práctica y con varios directores fue formándose. Así participó como asistente de dirección en películas de Tomás Gutiérrez Alea (Titón) y Jorge Fraga; vinculándose también a Julio García Espinosa. Además, tuvo la experiencia de colaborar con la célebre realizadora francobelga Agnès Vardá, cuando esta visitó y filmó en la Isla.


Más tarde, ya a partir de 1962, comenzaría Sarita Gómez su propia carrera como realizadora de documentales; primero en la vía de la divulgación científica con producciones de carácter didáctico, en el Departamento de Enciclopedia Popular; y después, comenzaría su propia línea artística, al adentrarse en las plurales temáticas que la inquietaban como mujer, negra y de orígenes humildes: la cultura popular y las tradiciones, así como los espacios marginales de la delincuencia, el racismo y con particular énfasis en el problema de las mujeres dentro de la sociedad cubana de su época.

En 1974, el año de su deceso víctima de un ataque de asma, trabajaba en su largo de ficción, el cual sería concluido por Tomás Gutiérrez Alea, Julio García-Espinosa y Rigoberto López y estrenado en 1977, tras un largo y complejo proceso tecnológico en Suecia que llevó a 35 mm lo que había sido filmado con una modesta cámara de 16 mm.

En aquella película filmada en blanco y negro, exploró en el imaginario de la sociedad cubana de la segunda mitad del siglo XX, en un proceso de cambio, con un sentido muy abarcador, al situar el conflicto en el contexto de barrios suburbanos de la capital, de esos que se relacionan con las favelas de Río de Janeiro y Sao Paulo, con las llamadas "villas miserias", en medio de códigos conductuales de machismo y extrema violencia.

Aquella producción suya es antecedente histórico de las obras del llamado cine alternativo que presentan realizadores de todo el mundo en el Festival de Cine Pobre Humberto Solás. Estos jóvenes son ahora favorecidos por los recursos del cine digital y de las nuevas tecnologías, que han permitido también democratizar el proceso y crear estructuras y mecanismos independientes del complejo y costoso entramado industrial.

Pero Sara Gómez sigue siendo, y no sólo para el cine cubano y latinoamericano, un referente obligado para las jóvenes que aspiran y luchan por ocupar un rol definitorio y renovador dentro del audiovisual contemporáneo. Este hecho se viene evidenciando, año tras años, en las Muestras de los Jóvenes Realizadores, en el festival de Gibara, en el Movimiento Nacional de Video y en los encuentros anuales del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

FILMOGRAFÍA DE SARA GÓMEZ

1964: Asistente de dirección en Cumbite, de Tomás Gutiérrez Alea.

1965: Asistente de dirección en El robo, de Jorge Fraga.

1962: Comienza como directora de documentales: Plaza vieja. Solar habanero (para la serie de la Enciclopedia Popular)

1963: Historia de la piratería.

1964: Iré a Santiago

1965: Excursión a Vueltabajo

1966: Guanabacoa: crónica de mi familia

1967: …Y tenemos sabor

1968: Una isla para Miguel;En la otra isla

1969: Isla del Tesoro

1970: Poder local, poder popular

1971: Un documental a propósito del tránsito; De bateyes

1972: Atención pre-natal; Año uno

1973: Sobre horas extras y trabajo voluntario

1974: De cierta manera (largometraje de ficción)